Take me to

Marrakech

Diseñado por el pintor Jacques Majorelle y restaurado por Yves Saint Laurent. Azul cobalto, cactus y silencio en medio del bullicio.

Una gran explanada con olivos, estanque y vistas al Atlas. Ideal para pasear al atardecer y ver cómo la ciudad respira.

Ruinas de un palacio con jardines austeros y atmósfera tranquila. Arquitectura morisca con historia.

Cine de autor y alfombra roja en una ciudad que mezcla tradición y contemporaneidad.

Fechas clave para entender la cultura local. La ciudad cambia de ritmo, el ambiente es distinto.

Cada noche es diferente. Música en directo, puestos de comida y vida sin guion.

Corazón de la medina. El lugar donde todo ocurre: narradores, músicos, especias, comida callejera.

Antigua escuela coránica con arquitectura detallada y patios silenciosos.

Estancias frescas, mosaicos, luz y sombra. Un espacio elegante y calmado dentro del caos urbano.

Dos platos base de la cocina marroquí. Combinan especias, carne o verduras, y se cocinan lento, como debe ser.

El pan se cuece en horno tradicional. La sopa harira reconforta. Los dulces (baklava, briouats) cierran cualquier comida.

Más que una bebida, es un ritual. Desde cualquier terraza puedes ver el ritmo de la ciudad mientras se enfría el té.